La semana pasada, tras el revés judicial del gobierno en el caso bombas, el director de la ANI, Gonzalo Yuseff, fue interpelado por diputados opositores en una sesión en la Cámara. Esa tarde se abrió, además, un debate respecto de la manera en que el organismo está desarrollando su tarea. Pero, ¿quién es el hombre encargado de la inteligencia en Chile? ¿Cómo opera? A continuación algunas pistas.
Por Juan Andrés Quezada | jaquezada@quepasa.cl.
“Un joven, Jristo Stoianev, es reclutado por los servicios secretos soviéticos, en Bulgaria de 1934. Luego de completar su entrenamiento en Moscú es enviado a luchar en la guerra civil española. Cuando está a punto de convertirse en una de las víctimas de las purgas de Stalin, debe huir hacia París. La invasión alemana lo sorprende en la cárcel, desde donde huye auxiliado por los servicios secretos de El Vaticano, los mejores del mundo. Y así continúa la acción de un modo vertiginoso”. Esta reseña corresponde al libro Soldados de la noche, del estadounidense Alan Furst, y la escribió hace algunos meses -en revista Tell- Gonzalo Yuseff Quirós (41), el actual director de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI). Lector voraz, esta es la única actividad pública del jefe de la ANI. Todo el resto de su agenda es reservada.
Furst, autor de históricas novelas de espionaje situadas durante el periodo entre las dos guerras mundiales, es uno de los escritores favoritos de Yuseff, quien en estos dos últimos años a cargo de la inteligencia del país se ha ido transformando en una especie de personaje de Furst.
Lo que sorprende de inmediato al ver a Yuseff es su frondosa barba, muy parecida a la de Fidel Castro en los 70. Sus amigos señalan que el look estaría inspirado en el escritor ruso del siglo XIX León Tolstoi, otro de sus autores favoritos. Sin embargo, cercanos al abogado también dan otra versión: durante su época de fiscal recibía muchos comentarios por su “cara de niño”, la que le hacía representar menos de su edad. Cuentan que al llegar a la ANI debió enfrentarse a un complejo equipo de cerca de 200 personas (hoy la planta es de 140 personas), casi todas mayores que él, y varios militantes de la Concertación y de la izquierda extraparlamentaria. También debió sentarse a la cabecera de la mesa con los jefes de inteligencia de las Fuerzas Armadas y las policías. “La barba larga representa sabiduría, autoridad”, señala un amigo del abogado viñamarino de la Universidad de Valparaíso, quien es fanático del boxeo (lo ha practicado) y el fútbol. “Es una cortina de humo para desviar la atención”, señala en broma Yuseff a sus amigos.
Tenderini 113
La ANI es un organismo público que se creó en 2004 para coordinar y asesorar al presidente en materia de inteligencia. Tras una larga discusión en el Parlamento se promulgó la Ley Nº 19.974, donde se detallan sus funciones.
De la ANI se conocen escasos detalles. Uno de los pocos es que opera en un edificio en Tenderini con Moneda, a cinco cuadras del palacio presidencial. Su dotación y forma en que se gasta el presupuesto es secreta, y es uno de los pocos servicios estatales que no están sujetos a la Ley de Transparencia. La reserva es tal que incluso sus ex empleados están obligados por ley a guardar silencio sobre lo que hicieron o vieron en la agencia. Según dicen en el gobierno, hoy trabajan alrededor de 140 personas, y Yuseff ha remodelado varias de las plantas para incorporar tecnología. En el piso 6 del edificio -que a principios de los 90 fue un conocido prostíbulo y luego un banco- creó un moderno sistema de archivo de información confidencial. Su idea es impulsar una ley que permita desclasificar documentos, al igual que en otros países. Junto a esta sala creó una biblioteca con textos de inteligencia, espionaje, movimientos anarquistas y terrorismo. Ya hay libros sobre ETA, el IRA, la STASI, el FBI, la CIA, entre otros. En este piso también se equipó una sala con más de 30 pantallas de LCD con los canales de diferentes lugares del mundo.
El primer requerimiento de Piñera fue modernizar los procesos y mejorar la gestión. Yuseff despidió al 30% del personal anterior y eliminó los departamentos de análisis políticos y económico; este último, por ejemplo, hacía un seguimiento a los principales grupos empresariales del país.
En el Ejecutivo señalan que el perfil de Yuseff cuadraba con lo que Sebastián Piñera quería para la ANI: una agencia técnica y enfocada en analizar las principales amenazas del país. Un ejemplo que citan en el gobierno es que la entidad tenía un equipo orientado a monitorear la actividad interna de los partidos políticos y una unidad especial enfocada en análisis de los movimientos de grandes empresarios y grupos económicos. El presidente encomendó a Yuseff que reorientara la mirada, priorizando el seguimiento a posibles focos de violencia política, conflictos sociales y asociaciones terroristas.
Otra de las actividades que ha impulsado el abogado es el intercambio de los servicios de inteligencia, especialmente con los argentinos, rusos y chinos. El martes, por ejemplo, recibió a Robert Hannigan, jefe de la inteligencia británica.
La ANI no puede presentar pruebas a la justicia, lo que es considerado una de sus grandes falencias por Yuseff. Sólo pueden entregar información que permita orientar el trabajo de las policías y proyección de conflictos sociales en el tiempo. “El trabajo de la ANI es evitar que pasen cosas y no investigar por qué están pasando”, señala una fuente de la agencia, quien pone un simple ejemplo: “La ANI detectó que la mayoría de los robos a los cajeros automáticos correspondían a tres bancos, los que habían adquirido sus cajeros en China, que eran fáciles de abrir y estaban mal instalados. Se informó a esos bancos, pero más que eso no se puede hacer”.
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