Libertad a Luciano!!
Primeros días de junio, 2012
A las conciencias rebeldes; a mis compañerxs esparcidxs en el mundo
Ha pasado poco más de un año desde que todo cambió para mí esa fría madrugada del 1° de junio del año anterior, y creo que no pronunciarme al respecto es seguirle el juego al propósito que me tiene aquí, prisionero en el hospital de la cárcel santiago 1, además, sería un deshonor para mí mismo, pero por sobre todo para ustedes, mis queridxs compañerxs que se preocupan por mí.
Debo decirlo; quise hacer un balance a un año de ocurrido todo esto, pero no lo manifesté públicamente por dos motivos: el primero es porque aquel texto era demasiado comprometedor, y el segundo, y el más importante en mi opinión, porque en él realmente no analizaba nada, sólo era un compilado de frustración, resentimiento y odio que despotricaba contra todxs, donde maldecía la suerte que se echó a correr, pero ahora deseo hacerlo, me siento con la lucidez de poder entregarles algunas palabras que estoy seguro, tanto merecen.
Pero antes de comenzar, quiero advertirles los motivos de mi demora. Los días nos han estado fáciles, el encierro permanente ha comenzado a hacer su trabajo, y mi humor ha estado terrible, motivo por el que mi primer boceto de este comunicado terminó siendo un compendio de rabia e ira; la prepotencia, agresividad y altanería empiezan a florecer en mis actitudes, y ante algunas situaciones, sencillamente, no me reconozco, pero lucho, lucho por seguir adelante y no traicionarme, intentando combatirme a mi mismo en el cotidiano vivir, recordándome y no olvidando quién soy y por qué estoy aquí.
Bueno aquí voy…
Con lo que respecta a mis heridas y a la rehabilitación me ha ido muy bien, los ejercicios diarios y la práctica en el trabajo bimanual de la vida han hecho, con una gran sonrisa diré esto, que haya superado la invalidez de saberme semi-mutilado; por lo que concierne a mi visión ha mejorado muchísimo, pero debo seguir con el tratamiento ocular por un buen tiempo; por el lado de las quemaduras, aparte de estar todas cicatrizadas muchas han evolucionado positivamente, aún así, debo seguir utilizando el traje compresivo especial para las quemaduras y el aceite rosa de mosqueta. Por lo menos para mí, este capítulo que tiene que ver con mi estado físico queda cerrado, la bomba felizmente no me mató.
Mi estado emocional ha estado flaqueando durante los últimos días, pero eso se debe al encierro permanente, sé que todxs lxs presxs tenemos nuestros alti-bajos, motivo por el que me encuentro optimista ante esta situación, después de todo, el encierro no puede ser para siempre, y si lo fuese, tendrían sólo mi carne, porque mi mente y espíritu seguirán en la calle, al lado de cada combatiente, sonriendo y conspirando, y esto que digo, no lo digo a modo de consigna poética, lo afirmo como una realidad que se plasma en la proyección del sueño insurrecto, donde de distintas formas se aplastan los valores autoritarios de dominación.
La cárcel es dura, no lo negaré, pero sí es posible enfrentarla, y de eso somos testigos yo mismo, como todxs y cada unx de mis compañerxs, lxs cuales de distintas formas me han abrazado para hacerme saber que no estoy solo. El castigo ejemplificador del que tanto se jacta el poder, no tiene nada de esto, por lo menos en mi caso, ya que tanto mis compañerxs como yo no damos pauta para que su show-mediático se realice con éxito, y es más, el único ejemplo aquí lo seguimos dando nosotrxs mismos, empuñando nuestra mejor arma: la solidaridad.
Autocríticas me hago muchas, sobre todo en este episodio que se llama prisión, donde he sacado lo peor de mí, por lo que humildemente pido disculpas públicas a todxs y cada unx de lxs compañerxs a lxs que de una u otra manera les he mostrado los dientes, a aquellos que he atacado sólo por el deseo de descargar mi ira, a lxs que no deseo ver/escribir por la rabia y la envidia que me genera su condición, y sobre todo, pido disculpas a todxs aquellxs que se han tenido que tragar malas caras, ratos desagradables y mi pésimo carácter por el sólo hecho de querer solidarizar conmigo. Así que debo confesarlo, no he sabido estar a la altura de las circunstancias, de su solidaridad, que es enorme, pero aquí estamos dispuestos a seguir adelante, a caernos y volver a levantarnos, para aprender de los errores ¿esa es la idea, no?
Si debo hacer una crítica constructiva sería sólo que quizás falta información de primera mano sobre lo que es vivir las consecuencias de elegir una vida rebelde, lo que significa vivir en el presidio y el aislamiento, lo que esto conlleva, entender de manera más cercana el estigma de ser considerado un/a terrorista y lo que pasa con nuestras vidas cuando esto sucede, acercarnos más a temáticas como la clandestinidad y el exilio, que son recurrentes parajes dentro de la lucha por la libertad, de una manera más real y menos imaginaria, y por último empezar a hablar más sobre las torturas, los métodos que aplica el enemigo, la delación como valor base para un Estado-policial, la mutilación como posibilidad en la guerra contra la autoridad, el dolor y la agonía como parte de la vida de lxs guerrerxs, y cómo todas y cada una de estas difíciles posibilidades se pueden enfrentar, más allá de la especulación y la charlatanería.
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